Respiros en el Silecio (III)

Scully despertó tirada en su cama... cansada como nunca se hubiese sentido.
M: Que bueno que despertaste!
S: Mulder... ¿qué haces aquí?- dijo anonadada al ver a su compañero en su habitación.
M: (algo enfadado contestó) ¿Te desapereces una semana y esperas que no preocupe?!!!
S: qué? cómo?... no... yo sólo fui al parque y...
M: exactamente.... en el parque encontré tu telefono tirado... te busqué... te busqué... llamé a toda tu familia... has que recibí una llamada.
S: una llamada? de quien?
M: esperaba que tu me respondieras
S: como es eso? no entiendo
M: un tipo me llamó y me dijo que no me preocupara por ti, que estabas bien y que hoy estarías en casa sin falta. Crees que le hice caso?
S: ...
M: no.... y te busqué.
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6 días antes.
Parque Municipal.
10:15 P.M.

A la distancia se observa la sombra de dos personas caminando en medio de la noche.
- Que bueno que decidió acompañarme señorita.
- Es extraño, pero no le tengo miedo, todo lo contrario, me da confianza.
- Es bueno que sienta eso respecto a mi persona, considerando que soy... digamos... algo solitario.
- ¿A qué se refiere?
- Dana, ¿La puedo llamar así?
- Si.
- Dana, las personas como yo, que son pocas, no acostumbramos a mesclarnos con las demás, estamos por encima, ¿me entiende?
- No... no veo que pueda tener usted de especial...
- (sonrie) Le mostraré mi mundo... no, es más, la haré parte de mi mundo si usted me lo permite...
- No le entiendo, ¿A qué se refiere con "mi mundo"?

En ese momento los ojos de aquel hombre de azul cambiaron a rojizo, su cabellos se volvió más brillante y su presencia se sintió imponente ante la noche...
- Mujer... he esperado mil años para encontrarte... he recordado tu mirada desde que te fuiste... y ahora..., sin querer te vuelvo a encontrar.
El hombre sonrió... y Scully pudo ver sus colmillos creciendo y mirándola...
- Eres un... no.
- Si señorita, soy algo que ustedes los humanos no pueden entender...- sonrió y alzó una carcajada que rompió con el silencio de la noche. Quiero que seas mi reina... mi esposa... o como quieras llamarlo, quiero que estés a mi lado por toda la eternidad... te doy la vida eterna, ver el fin de éste mundo si así lo quieres, podrás vivir entre los mortales si lo deseas... podrás pasar desapercibida si quieres, o ser una reina entre ellos, te daré todo lo que tu quieras... sólo... quédate a mi lado- le dijo suplicantemente.
- Yo... no puedo... mi...
- No es necesario que me responda ahora... se que necesita tiempo para recordar nuestro amor.
- "Nuestro amor"... yo...
- Se que tu corazón forma parte de mi... mi Reina del Fuego. Dame, démonos una semana... una semana para mostrarte el mundo de lo Eterno... créeme, sólo una semana... déjame mostrarte.

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